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El 25-V febrero ¡SALVAMOS UNA VIDA!



Por el gran interés que suscitó la noticia, les transcribimos lo que ocurrió el 25-V de febrero en Barcelona. Hemos resumido la historia del rescate de un bebé en directo y seguidamente les compartimos la misma.

Hay una bellísima noticia que nos ha alegrado el alma y nos ha retribuido con el mayor galardón a todos y cada uno de los que participamos en los 25-V(febrero) de cada mes en Barcelona . Al consultar la respectiva crónica en la página de HO, me encuentro con este comentario: 
 Ayer me vino una chica procedente de un "rescate" a buscar papillas a casa. Me contó algunas circunstancias de su embarazo, de cómo la quisieron obligar a abortar (lo que ocurre casi siempre) y algo que aquí tenemos que celebrar: Quiso Dios que pasara por la Avenida Gaudí el mes anterior y viera la concentración que por el mundo conocen como " caillasée " (=apedreada). Ella nunca había pensado que fuera necesario manifestarse en contra del aborto, creía que era una decisión individual y todo eso; pero al vernos soportar la lluvia de proyectiles y provocaciones, al contemplar la agresión que suponía el abortismo y la postura de respeto de los pro-vida, determinó que iba a tener a su hijo. Tania: Estamos haciendo cosas grandes, mucho más grandes de lo que podemos imaginar. Demos gracias a Dios. 
                                     Dedicado a los valientes defensores de la Vida
 
Es ciertamente un regalo del cielo: podemos alegrarnos de que nuestro testimonio en la calle ha dado un fruto bellísimo. Gracias a él, una madre que estaba siendo empujada al aborto, se contagió del coraje de los defensores de la vida y se decidió también ella por la vida.
Ésta es una perspectiva que nos faltaba: la coacción del ambiente hacia el aborto es muy poderosa: desde los medios hasta la empresa (un embarazo le estropea las cuentas), los compañeros de trabajo, los amigos, las dificultades económicas, la familia, los servicios sociales y sanitarios, todos conspiran para ofrecerle a la mujer el aborto como el único desenlace razonable de un embarazo no deseado. Ésta es la tónica dominante. Por eso es tan importante visualizar tanto como podamos la corriente que sopla a favor de la vida. Que se sepa y que se vea que existe un sector de la sociedad que apuesta firmemente por la vida, y que lo hace con profunda convicción: tanta, que no le importa soportar por ello los insultos y las agresiones de quienes, escasos de argumentos, deciden recurrir a estos medios para imponer las doctrinas de la muerte. Aunque el túnel sea muy largo, su oscuridad nos asusta menos si vemos el final un punto de luz: porque sabemos que tal como vayamos avanzando hacia él irá creciendo hasta inundarlo todo. 


P.S. : Acabo de abrir el correo y leo esto: Por cierto: Lo de la chica que iba a abortar y cambió de opinión al ver la "caillasée" es cierto y la noticia aún es mejor, aunque no lo puse, porque no todo el mundo lo entendería así: La mitad de la papilla que le dí se la comerán entre ella y su marido, porque no tienen para comer otra cosa, le pagan dos euros la hora en el trabajo. Su piso peligra y pese a todo, alcanza la santidad necesaria para seguir adelante con valor. No sólo podemos santificarnos, sino que Dios nos da la oportunidad de conseguirlo con otros y encima, que sean mejores que nosotros. Esto es increíble. 

¡Es Dios quien está empeñado en que nazca esta criatura!
 
Cesáreo Marítimo

Fuente : http://www.germinansgerminabit.org/
Fuente :  http://www.hazteoir.org/noticia/44429-barcelona-campo-batalla-vida

 

¡Hijo mío! Yo no te quise abortar...


En bien de los que no valoran la vida.

Te escribo esta carta mi niño lindo.-


¿Cómo explicarte aquello que no quisiera recordar y que tronchó tu vida de una vez y para siempre?
¿Cómo explicarte, mi niño, la alegría que yo sentí al sentirte dentro de mí y saber de tu existencia? Acariciaba mi vientre porque con ello te acariciaba a ti, aunque tu concepción no fue en las mejores circunstancias, pero eso yo ya me lo perdoné. Ya sané, mi niño, tu concepción y la acepté cual y como fue. Nunca más un porque sí. Sólo Dios es el que decide lo que pasa para bien o para mal. ¿Cómo explicarte la unión de amor que sentía al estar a solas contigo en el secreto de la noche? ¡¡¡Mi bello secreto!!!

Cómo explicarte cómo ansiaba ya tenerte entre mis brazos: y siempre te imagine varón y tu nombre, Pablo; como tu padre. Cómo explicarte que a pesar de tú sorprenderme con tu aparición en mi vida, te había asumido  como ¡un gran regalo de amor!, del amor de Dios.
Cómo explicarte que aunque no fuiste concebido en amor, tú eras mi más bello ¡milagro de amor!
Cómo explicarte la actitud de tu abuela, mi madre, que cuando supo de tu vida, sólo pensó en el aborto: y ése no era mi programa para ti.
Cómo explicarte mi lucha interna que decía NOOOOOOOOOO, ¡¡¡yo quiero que mi hijo vivaaaaaaaaaaaaa!!!
Cómo explicarte mi dolor cuando ya se decidió el día, domingo y la hora, 5 p.m.- con un médico que no tenía a Dios en su corazón.
Cómo explicarte mi impotencia de no poder defender tu derecho a la vida que Dios te había regalado, si yo tan sólo era una niña: tenía 17 años.
Cómo explicar aquel domingo de duelo para mí, donde me arrebataron a mi niño en una fría sala de hospital, una sala, un médico y una enfermera cómplice de ese crimen en tu contra, mi niño.
Se me borra la memoria del dolor en mi alma y las lágrimas brotan de mis ojos, mi niño lindo; pero con tu partida se me nubló mi entendimiento y pasé a ser un zombi dentro de mi casa, y lo único que yo quería era morirme: porque ¡¡¡tú ya no estabas conmigo!!! Fueron meses, semanas, días y horas de encierro porque yo estaba en duelo y en depresión y no me resignaba a aceptar tu tan pronta partida.
¿Por qué, Dios Mío, por qué tuve que sufrir esta pérdida no programada por mí?  ¿Por qué, mi niño Pablito, no te puedo tener entre mis brazos ahora? ¡Si ya serías todo un hombrecito! Destino cruel a veces, y que no depende de nosotros, ya que no es bien visto que una señorita salga con su "domingo7" (esta es una expresión muy común para decir que una joven se ha quedado embarazada antes del matrimonio).

¿¿Mi madre?? ¿¿Mi padre?? ¿¿La sociedad?? ¡¡¡Maldita sociedad!!!, que nos impone más reglas y leyes que nuestro propio Dios, y nosotros cual títeres movidos por hilos que nosotros obedecemos.

¡¡¡Perdóname, Dios mío, porque pequé contra ti, contra ti solo pequé!!!, pero mi pecado no fue mi voluntad sino un pecado inducido por mi madre y la sociedad en que vivía. Mamita María, cómo comprendiste tú mi dolor de aquella tarde de domingo, y sé que estabas conmigo teniéndome entre tus benditos y amorosos brazos. ¡¡¡Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti!!! Y perdona mi debilidad de aquel momento por no saber defender lo que ya era mío y que palpitaba en mi vientre…
amén y amén.-

 
María Regina Timm Kehsler.- RCC- Chile.-




Ojalá alguien me hubiera dicho que NO (II parte)



Supe que me había quedado embarazada muy pronto, mucho antes de lo que se alarmaría cualquier mujer: Soy como un reloj.

Fue como un jarro de agua fría, en un malísimo momento, tanto para mí como para el que era mi novio.


Yo llevaba poco tiempo trabajando y mi situación era más bien precaria, tenía problemas con algunos compañeros de trabajo y me aterraba perder el empleo, dados los tiempo que corren, no quería dar motivos para que me reemplazaran y, mucho menos, para que hablaran de mi.


Mi chico no tenía nada, ni siquiera familia cercana que pudiera apoyarnos, era un joven trabajador, que se había pagado los estudios con gran esfuerzo y que pensó que se le caía el mundo encima cuando le di la noticia. Se vio dejando sus estudios y trabajando de cualquier cosa para poder mantenernos. Vio desmoronarse el futuro que había soñado para los dos, todos los proyectos y viajes… Sus planes de una boda bonita, con vestido blanco, tarta y arroz.


Pero lo que más peso tuvo, en la decisión que tomé, fue el librar de la vergüenza a mis padres, ellos no saben ni sabrán por lo que pasé, no quería hacer responsable a nadie más de mis errores y por nada del mundo quería poner el buen nombre de ellos en boca de nadie.

 Había una clínica en la ciudad y fuimos juntos. Allí me atendieron cortésmente y me pasaron a una sala, para hacerme una ecografía. En la pantalla aún permanecía la imagen que habían sacado del bebé de la mujer que había entrado antes de que yo, se le veía perfectamente formado, cabeza, cuerpo, manitas… Me sentí mareada.

En mi caso la ecografía no devolvía nada, si acaso un punto borroso en mi útero, debía de estar de unos 20 días y el médico incluso sugirió la posibilidad de esperar un poco a ver como “se desarrollaba”, dudando de que realmente estuviera embarazada.


Todo el mundo hablaba como si me fueran a quitar un grano.


Finalmente me dieron una pastilla y me dijeron que volviera al cabo de dos días para una nueva toma que me produjo unas contracciones y un sangrado similar al de una menstruación. Y, aunque parezca menos traumático, los efectos psicológicos son iguales a los de un aborto quirúrgico: Nuestra conciencia no mide nuestras faltas en centímetros, si no en función de la gravedad del daño cometido. Un aborto es un aborto siempre.


Supongo que, la mayoría de las mujeres que sufrimos algo así, vamos a la clínica pensando que pasaremos por una especie de incómoda visita al ginecólogo tras la cual retomaremos nuestra vida, como si tal cosa. Nada más lejos de la realidad.


Ya nada vuelve a ser igual e invariablemente sientes que has traicionado un punto importante de la ley natural, que llevamos inscrita en el alma todos los seres humanos, desde el comienzo de nuestra existencia. Sabes además que te han quitado la mitad de tu corazón. Ya no pasará un día sin que recuerdes al bebé que no tuviste. 

 Lo único que evitó que yo me volviera loca fue la fe. El sacramento de la reconciliación y el amor de Dios, para quien las faltas son como las estelas que deja un barco en el mar.

Cuando escuche que me absolvían de mis pecados volvió aire suficiente a mis pulmones como para empezar a llorar, como cualquier madre, por la muerte de su hijo.


Mi deseo para el futuro es que, sencillamente, no haya opción. Que desaparezcan todas las clínicas abortistas, que todas las leyes sobre el aborto queden derogadas.

Deseo para todas las sociedades qué sólo haya alegría, esperanza y ayudas para las familias y para las mujeres, sea cual sea su origen y condición social.
 
Siempre es mejor seguir adelante con el embarazo, en cualquier circunstancia. A mí no me habían violado, mi concepción fue fruto del amor, pero después de salir de aquella clínica me sentí más sucia que nunca: Me habían quitado mi alma."

Esperanza A.